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Cuando alguna persona está seriamente enferma se le administran sedantes para que pueda descansar; en ese momento ella crea menos pensamientos y en el área donde permanece se colocan rótulos de ‘Silencio’ para que pueda haber tranquilidad.

El mucho pensar nos hace sentirnos exhaustos, incluso nos produce problemas para dormir por la noche y cuando uno se despierta no se siente fresco.

Se dice que ‘El hablar es plata y el silencio es oro.’ Cuando la mente permanece en silencio, los pensamientos se vuelven muy elevados y pacíficos. Nuestro pensar llega a ser muy positivo, se puede entonces crear pensamientos que den felicidad a los demás.

Paz

El poder del silencio tiene un propósito mayor del que la mayoría de las personas podría creer. Nuestra mente es tan inteligente y nuestro cerebro siempre tan ocupado, que están hambrientos de estimulación de forma constante.

Recibimos estimulación de los medios de comunicación, la música, las conversaciones, actividades recreativas, la socialización y más. Pero, si apagamos todos los estímulos y apagamos nuestros pensamientos, ¿qué sucedería? Nos aburriríamos ¿Verdad?“NO”, si tenemos presente todo lo que el poder del silencio representa para nosotros.

El silencio es el medio a través del cual logramos conectar con nuestro “Yo interior o interno”

¿Por qué silenciar la mente?

  • En primera instancia, darle un respiro a tu mente te permite procesar todo lo que ya has visto, escuchado y hecho, listo para la siguiente cosa que tienes que hacer.
  • Tus emociones pueden reajustarse, de hecho todo tu equilibrio puede reajustarse, en otras palabras, te permites un período de tiempo ya sea largo o corto, para reequilibrar.
  •  Te sentirás más tranquilo y feliz. Los períodos de silencio o la reducción de la estimulación mental  también pueden combatir la depresión. Esto es detenerse sin meditar y puede ser fácilmente incluido en tu día.
  •  Por otro lado, al silenciar la mente, puedes concentrarte en las energías que te rodean. Las energías de otras personas, de cosas o plantas y animales.
  •  Con suficiente práctica puedes sintonizarte con la fuerza vital del planeta entendiendo que todos y todo es uno. Puedes meditar en un ambiente campestre, o incluso sentarte en silencio disfrutando de una vista y ser capaz de sentir la fuerza vital de las entidades que te rodean (árboles, hierba, animales, etc.).
Música para el silencio

Habla simplemente cuando sea necesario.
Piensa lo que vas a decir antes de abrir la boca.
Sé breve y preciso ya que cada vez que dejas salir las palabras por la boca dejas salir al mismo tiempo parte de tu vitalidad.


Desarrolla el arte de hablar sin perder la energía.
Nunca hagas promesas que no puedas cumplir.


No te quejes y no utilices en tu vocabulario palabras que proyecten imágenes negativas porque esto producirá alrededor de ti todo lo que has fabricado con tus palabras cargadas de intención.

Si no tienes nada verdadero, nuevo y útil que decir es mejor quedarse callado y no decir nada.

Aprende a ser como un espejo, escucha y refleja la energía. El Universo mismo es el mejor ejemplo de espejo que la naturaleza nos ha transmitido porque el Universo acepta sin condiciones nuestros pensamientos, nuestras emociones, nuestras palabras, nuestras acciones y nos envía el reflejo de nuestra propia energía bajo las formas de las diferentes circunstancias que se presentan en nuestra vida.

Toma un momento de silencio interno para considerar todo lo que se presenta y toma tus decisiones después, así desarrollarás la confianza en ti mismo y en la sabiduría.

Evita el hecho de juzgar y de criticar a la gente. El Tao es imparcial y sin juicios, no critica, tiene una compasión infinita y no conoce la dualidad. Cada vez que juzgas a alguien lo único que haces es separarte, expresar tu opinión personal. Es una pérdida de energía, puro ruido.

Deja que cada cual resuelva sus propios problemas y concentra tu energía en tu propia vida. Ocúpate de ti mismo. No te defiendas. Cuando tratas de defenderte estas dando demasiada importancia a las palabras de los otros y das más fuerza a sus opiniones. Si aceptas el no defenderte estás mostrando que las opiniones de los demás no te afectan, que “escuchas”. Que son simplemente opiniones y que no tienes que convencer a los otros para ser feliz.

Tu silencio interno te vuelve sereno. Haz regularmente un ayuno de la palabra para volver a educar al ego. Practica el arte de no hablar.


Progresivamente desarrollarás el arte de hablar sin hablar y tu verdadera naturaleza interna reemplazará tu personalidad artificial dejando brotar la luz de tu corazón y el poder de la sabiduría el “noble silencio”. Gracias a esta fuerza atraerás hacia ti todo lo que necesitas para realizarte y liberarte. Así pues, quédate en silencio.

Cultiva tu propio poder interno.


Respeta la vida de los demás y de todo lo que existe en el mundo. No trates de forzar, manipular y controlar a los otros. Conviértete en tu propio maestro y deja a los demás ser lo que son o lo que tienen capacidad de ser.

Instálate en el silencio y la armonía de todo el universo

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